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Al proporcionar regalos adecuados según la edad de cada niño o niña, se les brinda una experiencia especial y se les hace sentir valorados.
Además, al pedir un alimento no perecedero como parte de la entrega del regalo, se promueve la empatía y la colaboración en las familias, permitiendo que aquellos con recursos apoyen a los que menos tienen, esta pequeña acción hace que podamos seguir aportando a ese equilibrio social que tanto luchamos día a día.
Esta acción tiene un impacto positivo en varios niveles: brinda felicidad a los camioneritos, alienta la solidaridad entre las personas y ayuda a mejorar la situación de los merenderos locales. Es una forma hermosa de promover el espíritu de compañerismo y cuidado mutuo.
Esperemos que esta tradición continúe y que cada año podamos aportar un granito de arena día a día.
¡Felicitaciones a quienes participan todos los años por esta noble iniciativa y a todos los que se involucran en ella!